martes, 27 de noviembre de 2012

Ruptura espaciotemporal.

Estoy tomando un té, escuchando blues, encerrado en la habitación de la cual soy partícipe pero no posesor, lo más cercano a un espacio provisto de privacidad que tuve en mi vida. Me siento relajado, después de unos duros días de vida de adulto, o pendeviejo... Cualquiera de las dos es triste. Estoy de cara a mi día de franco, el glorioso Martes, el que me salva del estallido, que me da vida para afrontar el resto de la semana, que trato de aprovechar como si fuera el último día de mi vida, que puede ser el último. Toda la situación me dio ganas de escribir, pero no me dice sobre qué, ni por qué. Pero creo que es sólo la necesidad de plasmar este momento en palabras, en texto, en recuerdo. Este momento que significa que no todo es tan malo.

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