miércoles, 15 de abril de 2015

Paranoia quimérica. O no...

Hace ya un tiempo que no encuentro mi libertad. Hace rato me siento preso de déspotas invisibles que por cuestiones de perspectiva todavía no llego a discernir si son realidades camufladas o fantasmas ancestrales. Es un poco esa pugna constante entre lo pretérito y lo coetáneo que se libra en una suerte de combate perpetuo, cuyo campo de batalla predilecto, sin mostrar ningún respeto, es mi existencia. La duda agobiante, insoportable y totalmente esperable que me sobreviene de manera constante a la hora de discernir la veracidad, la génesis, la validez y el valor de todas y cada una de mis ideas; pasadas, presentes y futuras. Imagínense siendo asaltados continuamente por emociones e ideas salvajes, las cuales se forman a partir de su propia energía y cuyo domesticamiento o eliminación requiere un gasto aún más grande de energía. La secuencia sería más o menos así: aparece un sentimiento o una idea repentina; se lo pone en tela de juicio; se duda de su utilidad, su realidad, su coherencia; se cosifica hasta en su más mínima expresión para formarse una opinión separada de ello, se traga y se intenta digerir. Por eso vomito así, vomito mis dudas en forma de lo que parece ser angustia y también dudo de ello. ¿Está bien? ¿Es válido? ¿Es real? ¿Lo estoy inventando? ¿Es otra cosa? ¿Soy un ridículo?. Lo mismo escribiendo esto, no sé si soy una persona gritando algo en espacio abierto o un adolescente en pleno cambio hormonal con necesidades de atención sentimental.
 En fin, siempre creí que escribirlo podía llegar a ser más efectivo que decirlo en voz alta, ya que no hay interrupciones, preguntas ni malentendidos hasta el punto final, aunque eso no garantice su entendimiento. Y nunca me dispuse a hacerlo por el "tal vez esa un boludo con un mambo sideral". Pero heme aquí, entre vacilaciones, supuestos, vociferaciones espectrales, intentos de liricismo sofisticado, frases inentendibles, códigos cerrados, sentidos abiertos, vario oxímoron, y un satírico sentido del humor que tal vez también esté inventando, tratando de llevar a cabo la "misión deshollinar", catarsis sistemática en formato párrafo.