domingo, 28 de agosto de 2011

Una droga, resistencia. Un juego, divirtámonos, pasemos el tiempo escondiéndonos del dolor, ignoremos que después va a ser peor. Un pecado, pero no una manzana. Lamentable, es lamentable.

viernes, 26 de agosto de 2011

Lo que necesito, eso es lo que hago, perderme en esos mares de ideas sueltas, revoltosas y abstractas, aleatorias y complicadas, que se entrecruzan, conflictúan y chocan, violentando la marea, rebalsando los espacios y luego volviendo todo a su orden natural, el desorden. Sólo para perderme un rato y confundirme... Después de todo, así es más divertido... Hasta que te ahogás.
 Es que un tropezón no es caída. Pero si arrastra a otros es una tragedia. También existen los milagros. Pero no podés comprobarlo. No necesitan ser comprobados para ser, no necesitan que creas en ellos para suceder. Yo no te creo, pero eso no importa.

jueves, 18 de agosto de 2011

No me aguanto ni solo. Si pudiera alejarme de mí, lo haría. También de vos, de vos, de vos, de vos, de vos, de vos, de vos, de vos, de vos, de vos y de vos. ¡Ah! y de vos también.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Preguntas, preguntas abstractas que llegan como un simple signo complejo. Complejidad producto de no entender algo que nunca se entendió porque no puede entenderse. ¡Tan desordenado! ¡Crísis! ¿A dónde vas tan seguro si tu sombra tambalea con cada tímido paso que da? Pará, pará ¿Vas a algún lado? Estás perdido en la ciudad de tu mente, tratando de iluminar esos torcidos caminos que no llevan a ninguna parte y así encontrar las respuestas a todas esas preguntas que te acechan de por vida, pero con esta niebla tan espesa no hay luz que te alumbre y sólo podés imaginar que al final del camino sólo hay más preguntas. ¡Patético! No entendés nada. No vas a entender nada. No hay nada que entender. Nada.

sábado, 13 de agosto de 2011

Tengo una mochila llena de errores, los bolsillos repletos de fracasos y la cabeza atestada de contradicciones. Sé de dónde vengo pero ya no sé a dónde voy. Pensaba que sabía quién era, o mejor dicho, cuando pensé que por fin estaba empezando a conocerme, me volví a desconcertar. No sos especial, no sos diferente, no sos único. No tenés convicciones inquebrantables, ni seguridad inédita, sos otro pobre diablo, otro ser humano insípido poblando la ciudad. Pudiste ser alguien, eras alguien, eras Cristian y te gustaba serlo. ¡Qué cagada! Rompiste en mil pedazos tu imagen personal, cuanta vanagloria al pedo que se va por el caño. ¡Idiota! ¡Idiota! Cada paso que das es un error fresco que se suma a tu ya podrido montón. Y lo peor es que no sos vos solo el que se hunde. ¡Egoista! Pensá, pensá, pensá, hasta que te des cuenta que esto no se arregla pensando. Y cuando caigas en eso, seguí pensando, porque otra cosa no podés hacer. ¡Harto! ¡Harto! ¡Estoy harto de errarle! No puedo afinar la puntería, no puedo ver bien. ¡Ciego! Si es más claro que el agua. No, no lo es, el agua se enturbia fácil. Complicado, ¡Muy complicado! Mal, mal, muy mal. Triste, muy triste. ¡Te lo merecés! Débil, no supiste llevar las cosas. Ahora jodete ¡Jodete! Qué mal, mal, mal, mal.

viernes, 12 de agosto de 2011

Permanecí ahí, bajo la luz del fuego, abrasado por el calor. La mancha de sangre en mi pecho era como el mapa de un continente nuevo y violento. Me sentí purificado. Sentí cómo este tenebroso planeta giraba bajo mis pies, y supe cuál es ese secreto que solo los gatos conocen, ese que les hace gritar como bebés en la noche. Miré al cielo a través del intenso humo lleno de grasa humana y vi que Dios no se encontraba ahí. Vi esa oscuridad fría y vacía que se extiende hasta el infinito, vi que estamos solos. Vivimos nuestras vidas, puesto que no tenemos nada mejor que hacer. Más adelante, ya les buscaremos un sentido. Venimos de la nada; Tenemos hijos, que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que decidimos imponer. Este mundo que vaga a la deriva no esta moldeado por vagas fuerzas metafísicas. No es Dios quien mata a los niños. Ni es el destino el que los despedaza, ni es la casualidad la que se los da de comer a los perros. Somos nosotros. Sólo nosotros. Las calles hedían a fuego. El vacío respiraba con fuerza en mi corazón, convirtiendo sus ilusiones en hielo, haciéndolas añicos. Entonces renací, libre de garabatear mi propio diseño sobre el lienzo en blanco, en cuestiones morales, que es este mundo. Era Rorschach.

jueves, 11 de agosto de 2011

Y es tu respiración entrecortada,

ansiedad de buscar y no ver nada
 
que añora regresar

a primaveras pasadas.